Fernando Lucero Mafla
Tuve la suerte de visitar
en el año 2009, junto con mi hija y un grupo de biólogos y
ambientalistas extranjeros, la Estación Científica del Parque
Nacional Yasuní, PNY, regida por la Universidad Católica del
Ecuador. La exuberancia de la naturaleza impone al visitante un ánimo
de respeto, el tono de voz se atenúa y las manifestaciones del clima
y el ambiente nos hacen sentir lo pequeños y vulnerables que somos
los humanos frente a los elementos. Eran las mismas sensaciones que
una visita, en el año 1972, había tenido cuando de la mano de mi
padre me interné en el oriente ecuatoriano a la entonces exuberante
zona de Lago Agrio, que en la actualidad, como se evidencia vista
desde el aire, es una zona de deforestación asoladora.
Curiosamente, el suelo
que sustenta a la región más biodiversa del planeta es también uno
de los más pobres para las labores agrícolas y una vez deforestado
y entregado a unas pocos sembríos de yuca o cualquier otro cultivo,
se agota rápidamente y no sirve nada más que para pastos de poca
calidad, terrenos que más temprano que tarde son abandonados por su
poca productividad y se inicia un nuevo proceso deforestando otras
zonas de reciente acceso a través de nuevas carreteras que se
construyen para la exploración y explotación petrolera. No es
descabellado pensar que, dado el historial que tenemos como país en
asuntos de petróleo, después de 25 años el PNY lucirá parecido a
las zonas aledañas al Coca y Lago Agrio actuales, basta mirar las
típicas viviendas en el desolador panorama para entender que casi
nada positivo a escala económica ha resultado de este proceso de
explotación para el habitante promedio de la región.
La propaganda oficial
habla de un desarrollo sustentable, de la utilización de tecnologías
petroleras de mínimo impacto, pero eso significa que estamos de
acuerdo que una cierta cantidad de pérdida es aceptable. ¿Aceptable
para quién? es la pregunta. Nos dicen que se afectará el 1 por mil
de la superficie del parque, eso es aproximadamente 1,000 hectáreas,
pero no sólo se pierde la parte del bosque que se limpia sino que se
alteran las condiciones y posibilidades de sobrevivencia en el
restante bosque alrededor, creando impactos a una buena distancia
más allá de lo que es obviamente observado y dadas las altas
pérdidas en escala de una hectárea, sumado a nuestra ignorancia de
qué es lo que realmente está ahí, ¿cómo podemos, razonablemente,
decidir cuánto bosque y qué especies condenamos a desaparecer
primero?
Por otro lado, hemos oído
que el PNY es el punto de mayor diversidad biológica en el mundo. Es
eso cierto o es una exageración? La respuesta corta es que sí, es
cierto, y es que los primeros estudios serios que se llevan a cabo en
el parque, aunque parciales y de poca duración -el trabajo duraría
décadas- arrojan resultados increíbles de diversidad en los 4
grupos: plantas, aves, mamíferos y anfibios.
La respuesta larga
también es un contundente SI e incluiría muchos reportes y datos
obtenidos en el sitio que nos dicen, por ejemplo: “En un solo
árbol en el PNY se han encontrado más especies de hormigas que las
existentes en toda la Gran Bretaña. En una hectárea del PNY se han
contado más de 650 especies diferentes de árboles, más que el
número total encontrado en Canadá y Estados Unidos juntos. Se
estima que una hectárea del PNY es casa de 100,000 especies de
insectos, la mayor diversidad documentada de insectos en el mundo.
En una hectárea en el PNY se han contado 87 especies de anfibios.
En unas pocas hectáreas del PNY hay más de 100 veces el número de
especies de invertebrado que en toda Europa, Estados Unidos y Canadá
combinados. Unas 600 especies de aves han sido contadas en PNY y más
de 100 especies de murciélagos. Hay dos, tal vez tres, tribus
humanas todavía no contactadas viviendo en PNY. Las reservas de
petróleo en todo el PNY equivalen a la demanda de combustibles de
los Estados Unidos por aproximadamente 40 días.
El PNY tiene el membrete
de ser biológicamente el lugar más rico sobre la faz de la Tierra,
incluyendo hábitats terrestre y marino. El PNY puede contener el
mayor número de especies que haya existido jamás, donde la
diversidad está en su máximo de todas las eras en este planeta”.
(1)
Siendo
el PNY una Reserva de la Biósfera y Patrimonio de la Humanidad,
reconocido por la UNESCO, lo cual significa que el PNY no solo
pertenece a los ecuatorianos sino a toda la humanidad. ¿Por qué
entonces la gente no viene a maravillarse con la cúspide de
complejidad y diversidad de la Naturaleza e impide su destrucción?
¡Simplemente, porque no
nos interesa!
Estamos muy cómodos
instalados en nuestras casas, con nuestros propios problemas, no nos
venga usted a inquietar con estas cosas que para eso hemos elegido
gobernantes y ellos sabrán las decisiones que tomen en bien de todo
el país. Pero este tema es muy importante para dejarlo en manos de
políticos y empresarios petroleros, unos y otros ven solamente por
sus propios intereses y por su ganancia personal. No es concebible
que un puñado de políticos y hombres de negocios, por poderosos que
sean o crean ser, buscando mantenerse en el poder puedan destruir un
ecosistema cuya complejidad y relaciones interespecíficas ni
siquiera llegamos a sospechar, que nos afecta a todos nosotros y que
a la naturaleza le ha costado millones de años desarrollar.
Y si hablamos sólo de
beneficios económicos, el valor combinado de los servicios
ambientales provistos por el PNY están estimados en 10 veces el
valor del petróleo debajo de él, más el ecoturismo y los productos
farmacéuticos que se deriven de su estudio. No tener noción de
estos valores no significa que no existan.
La mayoría de
científicos y filósofos concuerdan en que el rol fundamental de la
conservación es salvar al mayor número de especies, en
consecuencia, salvar al PNY debería ser la prioridad número uno de
los esfuerzos de conservación en el mundo entero.
Les invito a participar
de las actividades en pro del PNY y a respaldar con su firma la
solicitud de Consulta Popular Nacional para que el gobierno
ecuatoriano mantenga el crudo del ITT indefinidamente bajo el
subsuelo. Pueden contactarse conmigo si deciden hacerlo.
“Puesto que no pensamos en las futuras generaciones, ellas nunca nos olvidarán”
Henrik
Tikkanen.
- YASUNI, TIPUTINI & THE WEB OF LIFE, Pete Oxford, Renee Bish & Kelly Swing, Page 39