domingo, 27 de marzo de 2011

Nitikana

Cada uno de los sentidos fijados indistintamente en una realidad momentánea. El continuo jadeo luego de cuadras y cuadras a pesar de los repetidos sorbos a la botella con agüita de vieja combinada con algo de panela para recuperar los carbohidratos, y los profundos respiros dilatando los pulmones.

Traspiés continuos o encontronazos con esa realidad tangible que inquietante, clama por algo de atención. Rostros desvencijados por la rutina aparecen al frente como meros objetos para las conjeturas que se desatan sin ton ni son.

Expresiones, gestos, muecas, de todo se muestran como pistas o indicios que el cerebro ordenara de acuerdo a sus prejuicios para intuir ciertos estados de ánimo y dejarse llevar por sus elucubraciones. Un ambiente común para una actividad algo antojadiza: caminantes, errantes, ambulantes, cada uno de ellos movido por sus circunstancias y su voluntad, en sentido contrario a un observador en igualdad de condiciones.



Niños, mujeres, hombres, todos caminando por las veredas develando mediante su expresión facial algún aspecto de su vida, aunque sea uno mínimo o casi insignificante como una espinilla, una ojera, cualquier indicador de estado... en fin, ese detalle que sugiera algo. Tras los continuos tropiezos con los otros uno imagina lo que sienten en esos momentos, en qué piensan para mostrar una u otra expresión, tal vez hacia donde se dirigen con sus afanes, y demás situaciones que se cruzan por la cabeza...

Pero, como sea, todas son meras suposiciones para ir amenizando el camino hasta llegar al destino y mantener algo ocupada aquella mente que se fija en cualquier cosa para sus divagaciones.


___ A los últimos metros de camino, el tropezón con un cuadrúpedo jadeante con la lengua afuera y un singular apuro a no se sabe dónde. Definitivamente la expresión más honesta que pudo aparecer en toda la andanza___

1 comentario:

Toni dijo...

Curiosa tu entrada porque es algo que a mi me gusta divagar también.
Cuando me cruzo con mucha gente, esas miradas, esos gestos, esas preguntas..., y pienso..., y ellos también. Y si, un fiel amigo que no piensa y que está igual, perdido en el conglomerado esperando vete a saber el qué.

Un saludo Carlos.