domingo, 18 de marzo de 2012

Nina-Kuru

De atmósferas quebrantadas es lo equivalente a citadino. La serenidad y el silencio a oscuras casi no se logran en estos días de vertiginosa artificialidad. El misterio intrigante de lo nocturno ha perdido fuerza. Más faros y fuentes luminosas le han arrebatado algo de su espléndida manifestación, como quitándole esa esencial faceta de lo desconocido, y esa otra faceta de permitir incluso un peculiar ecosistema bajo su amparo.

Inevitablemente la retrospección aparece entre las asociaciones mentales, generando imágenes de inocencia derrochada por cada uno de los poros que cubren los tiernos cuerpos de lúdicos seres que se atienen al momento para simplemente ser ellos, y totalmente felices. Seres que tienen, mas bien tuvieron la virtud de no perder la capacidad de asombro para emocionarse por aquello que resultaba curioso y llamativo. 

Flotaban confundiéndose con los vientos y jugueteando con la oscuridad, haciéndose notorias por medio de su particular sistema de iluminación que hipnotizaba aquellas mentes de niñez. El juego se veía de inmediato presente al divisar destellantes presencias, esporádicas y a la vez mágicas...

¡¡ Ahí, ahí van....!!


Luego del correteo, la cosquillas luminosas por entre los dedos y las yemas arrancaban placenteras risas no ajenas a la extrañeza de la exacta fuente del destello tan hermoso que sostenían en sus manos, y que luego dejarían en libertad para que pudieran seguir alumbrando su propio camino y no provocar impactos adversos al curso natural de dichos seres noctámbulos.






Mas hoy, la irrupción de luz artificial casi permanente sólo permite ver a estos perfectos seres cuando falla la provisión de energía eléctrica y podemos tener a la noche tal y como es, con sus pequeños generadores luminosos danzando con los vientos y las partículas, permitiendo recordar esa magia que envolvía su misterio en la entrañable niñez...


Mientras tanto, 
¿dónde aguardas Nina-Kuru?

1 comentario:

Toni dijo...

Cuando era pequeño, por las noches me encantaba ver las luciérnagas, y mira por donde que no hace mucho pensaba..., otras, ¿que ya no existen? y leyéndote me doy cuenta, que como tantas cosas, las hemos anulado.

Un abrazo.