martes, 31 de enero de 2012

Décimo 4° Intento

 
No sólo las personas tienen voluntades caprichosas, no sólo ellas se atreven a modificar el entorno o al menos alterar su apariencia. Existen nociones, configuradas, aprehendidas, modeladas en los cerebros humanos que forman esquemas complejos, por lo general resistentes al cambio.


.... ¿Y qué tal si......? 




Movimiento ligeramente brusco el que antecedió a la progresiva aceleración del objeto hacia el centro del planeta. Los dedos se abstrayeron de su función de sostén y únicamente fueron testigos de la perfecta trayectoria que ante ellos se mostraba como una sucesión de fotogramas. Lo siguiente fue la percepción sonora, el golpe seco, y el vago convencimiento de un inevitable destrozo o por lo menos una fisura notable en aquello que simplemente se desligó de su dueño.

Al acercar y enfocar nuevamente, la fluctuación y el desconcierto se apoderaron del observador. Su mente al parecer le engañaba pero luego tuvo la certeza de que el objeto ya no era el mismo. Físicamente intacto, dicho objeto y su concavidad amplificadora de imágenes seguían existiendo tal cual fueron fabricados mas su efecto sobre la realidad era distinto. Todo a través de esos lentes ya no podía apreciarse como antes, ahora las realidades y sus formas se mostraban excesivamente difusas, inconclusas.

Una vez que el vidente examinó con detenimiento las nuevas proyecciones, su admiración se potenciaba al ir descubriendo inusuales seres animados que activamente interactuaban a sus ojos como mínimas organizaciones que giraban en torno a puntos focales, resultando algo inconcebibles pero sobre todo fascinantes. No supo atreverse a definir esos fenómenos, e inmediatamente le asaltó la inquitud de que quizás un nuevo golpe similar al inicial podría volver a la normalidad a sus añejos lentes, mas no se animó a intentarlo por miedo a dañarlos definitivamente. Todo ésto empezaba a encantarle.

Fue así como nuestra colegiala, tras el accidental sucumbir de sus lentes descubrió esas extrañezas a las que llamó sus "microconstelaciones" y que nunca supo definir si es que sus componentes juguetones poseían vida o eran partículas energéticas, o a la final alucinaciones producto de su joven e inquieta imaginación .
En realidad, muy poco le importó el definirlo pues a la final ese impacto, esos lentes, supieron quebrantar esa realidad para deleite de la muchachita.

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