lunes, 13 de junio de 2011

Flama Bibliófila

¡¡ Un librero mutilado ha sido encontrado!!

Sus fragmentos yacen desperdigados y listos para servir de combustible. Miles y miles de planteamientos sin ninguna trascendencia más allá de las cenizas etéreas, o el olvido de lo efímero, o el desdén de lo ignorable.

Portadas, contraportadas, índices, epígrafes tratando de redibujar títulos corroídos que hace mucho tiempo  desgastaron las neuronas de sus creadores sumiéndolos en el aturdimiento.

Las frases célebres, los profundísimos pensamientos, las palabras eruditas, todo a modo de leña para la perfecta quemazón en medio de aquella sala o de aquel patio plagados de oxígeno.


La llamarada viva y abrazadora
desprendía la energía de ideas y
argumentos, que sin embargo
nadie absorbia por más intensa
que ésta fuera.

Así era la atmósfera, se respiraba
antigua sabiduría cargada de juicios
y pareceres que se liberaron del papel
para formar parte de las partículas del
polvoriento todo.



Los átomos físicamente reorganizados
de a poco constituían los vestigios 
que marcaban el centro del lugar del crimen
y de aquella voluntad egoísta que prefirió 
borrar del universo la evidencia de cierto
razonamiento concreto y a la vez anacrónico.
 Multitudes de partículas guiadas por vientos resaltadores de olvidos.



Esta pseudorealidad se repitió una y otra vez en múltiples sueños de individuos fantasiosos que veían libreros mutilados y los residuos polvorientos de miles de libros.


¡¡ Pero la cruda verdad, es que nadie nunca escribíó nada !!




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