viernes, 24 de junio de 2011

Pallana

Las poblaciones en constante y progresivo crecimiento han obligado a la creación de un mayor número de necesidades, y con ello, de oficios o empleos para ser ocupados por los individuos. A la par, la demanda de recursos para el consumo humano ha aumentado considerablemente pero la actividad agrícola ya no representa un oficio llamativo ni una aspiración de las nuevas generaciones para ser tomada en cuenta. Ahora por lo general las empresas y todo aquello de oficina que tiene mucha más rentabilidad es lo que anima a un gran porcentaje de la ciudadanía para su dedicación o profesión.

Es así como cada vez menos individuos mantienen huertos familiares que antes eran comunes, de modo que el trabajo manual, o artesanal por así decirlo, con la tierra, ya no es algo de que enorgullecerse y de a poco se está olvidando. Únicamente la gente del campo se dedica a eso, nosotros no, los citadinos que bien servidotes sólo vamos al mercado, o al super, para adquirir los alimentos. Inclusive en las zonas rurales el modo de vida occidental se ha ido imponiendo de a poco, porque seamos realistas, si los jóvenes van al colegio, y luego tal vez a la universidad, no será para quedarse de agricultores sino para aspirar a ese algo  que les de el determinado status de superación que hoy en día todos se plantean.





Éste estilo de vida del: " que alguien más lo haga ",  y de la estratificación de profesiones que sucede en la actualidad, se da precisamente por el poco orgullo o respeto que merecen oficios que pueden considerarse como insignificantes o muy simples pero que sirven de gran forma a la sociedad. Y uno de ellos es precisamente la agricultura, aquellos sabios campesinos que por una labor durísima y sacrificada reciben ínfimo reconocimiento o valoración, sin contar con lo poco rentable que resulta dicha actividad, teniendo en cuenta todos los riesgos de pérdida que implica. En tanto, aumenta la urbanidad y la migración interna, mientras disminuye y atrae menos lo agrícola.


Es por eso que en esta temporada de solsticio, la Época de Cosecha , (INTI RAYMI), he querido rescatar esta notable actividad que de una u otra forma me alimenta todos los días con los nutritivos productos naturales, y por tanto manifiesto mi más sincero agradecimiento y apoyo a las y los agricultores de nuestra llakta...


¡¡ Por ustedes podemos alimentarnos todos !!





lunes, 13 de junio de 2011

Flama Bibliófila

¡¡ Un librero mutilado ha sido encontrado!!

Sus fragmentos yacen desperdigados y listos para servir de combustible. Miles y miles de planteamientos sin ninguna trascendencia más allá de las cenizas etéreas, o el olvido de lo efímero, o el desdén de lo ignorable.

Portadas, contraportadas, índices, epígrafes tratando de redibujar títulos corroídos que hace mucho tiempo  desgastaron las neuronas de sus creadores sumiéndolos en el aturdimiento.

Las frases célebres, los profundísimos pensamientos, las palabras eruditas, todo a modo de leña para la perfecta quemazón en medio de aquella sala o de aquel patio plagados de oxígeno.


La llamarada viva y abrazadora
desprendía la energía de ideas y
argumentos, que sin embargo
nadie absorbia por más intensa
que ésta fuera.

Así era la atmósfera, se respiraba
antigua sabiduría cargada de juicios
y pareceres que se liberaron del papel
para formar parte de las partículas del
polvoriento todo.



Los átomos físicamente reorganizados
de a poco constituían los vestigios 
que marcaban el centro del lugar del crimen
y de aquella voluntad egoísta que prefirió 
borrar del universo la evidencia de cierto
razonamiento concreto y a la vez anacrónico.
 Multitudes de partículas guiadas por vientos resaltadores de olvidos.



Esta pseudorealidad se repitió una y otra vez en múltiples sueños de individuos fantasiosos que veían libreros mutilados y los residuos polvorientos de miles de libros.


¡¡ Pero la cruda verdad, es que nadie nunca escribíó nada !!