jueves, 30 de diciembre de 2010

Vacíos





Como siempre no encontró a nadie y maldijo su juventud excesivamente introvertida que le impidió alcanzar esa etapa vital del legado genético de las especies animales. Cargando una tremenda bolsa llena de medicamentos, se internó en la fría sala sabiendo que eran ya sus últimos meses en este lado de la existencia, deslizó sus dedos por los sillones y contempló sus yemas grisáceas con inusitado apego. Las telarañas habían tomado por asedio su salita y él ya no opuso resistencia. Al fin y al cabo se había vuelto un aracnófilo y le encantaba esa habilidad de cacería del buen artrópodo hambriento.

El verdadero problema a esas edades era descubrir cómo matar el tiempo, ya no conseguía divertirse con casi nada, se estaba hartando en realidad de su vejez y la soledad no le dejaba en paz. El simple hecho de estar consigo mismo ya le aburría y oir afuera todo el rebozante ánimo de los niños y los jóvenes le despertaba mucha envidia. Las puertas, las ventanas, las tablitas del piso, las repisas, todas rechinaban, crujían tal como sus huesos y sus articulaciones artríticas.
 ¡Al parecer hacía falta un poquito de aceite lubricante!

Todo había envejecido junto con él, incluso su piano de cola que le parecía tan inmortal cuyas notas aún retumbaban en la acústica de varios sitios donde había sido tocado, incluyendo la mente del viejo. Un piano que le conmovía cada una de las células de su cuerpo y le había merecido tantas horas de dedicación, irrenunciables, especiales, y por sobre todo apasionadas.
Carcajadas que venían de afuera arremetieron en sus retrospectivas,  jalándolo consigo hacia esta modernidad de notas musicales hechas por máquinas. Tras un suspiro la desconcentración y la inquietud lo sacudieron.

¡FELIZ DÍA DEL PADRE!                 ¡FELIZ DÍA DEL PADRE!


-  Por supuesto, no es para mí. Pensó inmediatamente. Pero al instante una tarjeta conmemorativa de aquel día de festejo se colaba por la pequeña chimenea de la salita. En ella había una pequeña nota escrita con una letra inocente:

 "Porque para ser padres no es necesario haber parido" 
 
- Oh que lindo el wawa Juanito, repuso el anciano mientras se le poblaron los ojos.de salino lubricante.

jueves, 16 de diciembre de 2010

De convenceres....





El papel milimétrico de un dictador dueño de una verdad irrefutable, mas aún no llega al poder.

Un proyecto para ponerse algún color de bandera y hacerse de un cargo público que le permita comer a costa del Estado.

Y así, lo primordial y necesario para ello es decir lo que la gente quiere oir. En cada situación aparentar esa intelectualidad y sabiduría que lo llevará directito a un sitial, y todo, al palabrear discursos plagados de archisílabos y vacíos tecnicismos. 
  ¡¡Hay que ser lo más pomposo, e impresionarlos!!

Todo ello al admirable costo de unos intensos dolores de garganta por el furor oratorio, unos cuantos litros de saliva repuestos con lo que le brinden (algo que no puede despreciar), y aquella inspiración única, apasionada de transmitir resentimiento y exaltar al conglomerado a la búsqueda de culpables de su desgracia en los años o períodos anteriores.


¡Qué bien, realmente un genio, afortunados los ciudadanos!


Una vez ahí,  logra todos sus cometidos y perpetra su voluntad a diestra y siniestra tratando de ser implacable en sus decisiones. Percibe abultados sueldos y se lo ve transitar cómodamente en esos autos de vidrios oscurecidos, por seguridad seguramente.

Después de un tiempo aparecen las polarizaciones, apoyo y oposición que a la larga se debaten impetuosamente generando inevitable confrontación. Los individuos empiezan a dividirse y toman parte de uno u otro bando 
 ¡¡Disociados avanzan por el cambio tan pregonado!!

De pronto, aparece otro personaje que desenmascara al anterior contando su versión de los hechos e invitando a la reflexión. Aparentemente tienes intenciones diferentes y se perfila en ese sentido como una alternativa a la que se debería considerar. Actúa en el papel del individuo comedido que con una intención bastante servicial quiere hacer algo por los suyos, y a cambio de nada.


¡Qué bien, realmente un héroe, afortunados los ciudadanos!


Las dos caras de una misma moneda que permanentemente está dando vueltas y que en fin, no ha terminado por convencer en su accionar y que sigue como en círculo vicioso repitiéndose al pasar de los años.

Tocará fundir de una vez por todas esa moneda trillada y al fin pensar en rumbos de veras diferentes.