sábado, 27 de febrero de 2010

Y.....Paff......Silencio.



Escudos de confusión blindando lóbregos anhelos. El arrepentimiento podría volverlo demente, y trastornarlo de modo que su vida se volviera un calvario. Pero no se sentía capaz. El llanto de aquel pequeño niño le revolvía el cerebro, y no podía dormir entre tanto bullicio. Nunca tuvo paciencia y por mala gana, no se levantó a ver lo que le ocurría al engendrito, que jadeaba del constante y profuso lagrimeo. Intentaba ignorar todo, mas los gemidos lo hacían imposible.

Pensaba en ponerle un tapón en la boca para que se callara de una vez por todas o lo que fuera para deshacerse del perturbante chiquillo, y su conciencia se lo impedía, sólo por tratarse de un bebé. Cada vez se estresaba más y ansiaba silencio y tranquilidad. De pronto, sus oídos alcanzaron a percibir sólo un sonido seco, lo que le motivó a levantarse e ir a ver qué había sucedido.

Abajo junto al pasamanos, yacía el niño boca arriba, muerto por el tremendo golpe sufrido en el cráneo al rodar las escaleras. No se inmutó ante tal acontecimiento y volvió a su cuarto; vaya poder de la mente, pensó, mientras se disponía a dormir un rato, al fin en total serenidad.

sábado, 13 de febrero de 2010

Séptimo Intento

Burlar con habilidad las tormentosas situaciones en las que el ánimo se encuentra ante una pendiente y lograr, que de esta manera, no se sienta el abismo emocional al cual se puede caer
con relativa facilidad. ¿Acaso es posible siempre tener una buena cara ante las cosas o situaciones?
aaaaaaaaaaaaa Pienso que sí.

ssss Es decir, buscar estar bien para con uno mismo.

No quiero suponer, que nunca se vaya a estar con un ánimo bajo, o con el estrés rebosante, lo cual es perfectamente normal, pero a mi parecer, es justo que lo podamos tratar, para superarlo con algo que nos lleve a sentirnos mejor.
Creo que podemos adueñarnos del control de nuestro ánimo, y hacerlo de nuestro lado.

En sí, lo que quiero decir con esta pequeña entrada es que, ya que estamos vivos, tratemos de vivir bien y felices a nuestra manera.

Disfrutar en realidad del fenómeno llamado vida, como mejor nos guste.