jueves, 20 de marzo de 2014

Indefensión



Desde que me dieron derechos me siguen agrediendo con sutileza, con palabras bonitas, atentas y prometedoras. Cada vez que me nombran sólo es para justificar esa atractiva formalidad que por fin me hace visible ante los ojos vendados del ser humano. Exploran todos mis ecosistemas para encontrar aquello que tanto desean, que tanto satisface su curiosidad y ansia de conocimiento, aquello que podrá garantizar la supervivencia de la especie a futuro. Siguen pugnando por adueñarse de todo como si la vida estuviera a su entero servicio, como si no existieran otros seres sensibles, como si sólo ellos habitaran bajo mi amparo.


Mientras continúan descubriéndome para llenar sus registros y catálogos con muestras vivas de mi diversidad, alimentan su sabiduría y su poder sin ningún escrúpulo dejando en claro que el  antropocentrismo es en realidad la medida de todas las cosas. Dicen respetarme, pero no por el hecho de estar viva sino porque las especies son recursos estratégicos, son riquezas valoradas de acuerdo al uso humano, son cifras, son materia prima, son información valiosa para el mundo científico, empresarial, farmacéutico, sólo en ese instante vale la pena conservarme.


En la actualidad,  el “desarrollo” investigativo ha dado una pauta para el aparecimiento de un nuevo paradigma que gana terreno en varias esferas de la actividad humana, de modo que han surgido criterios y términos como los siguientes:


Bioconocimiento 
Biomateriales
Bioprospección 
Bioinformática
Biotecnología
Biopiratería
  
 
Y por ello no me extraña en lo absoluto que todas las especies sean registradas e inventariadas en el laboratorio humano donde todo se convierte en mercancía y en donde la moda del Bios subyugará por entero a la vida misma, es decir esclavizándome a mí que pòr millones de años había sido íntegramente libre.


Atentamente

LA NATURALEZA